Entre Ríos y la región mesopotámica: la necesidad de reafirmar su lugar estratégico junto a Corrientes y Misiones

La provincia de Entre Ríos ha sido históricamente reconocida como parte de la Mesopotamia argentina. Sin embargo, en los últimos tiempos se han multiplicado las miradas que, desde distintos ámbitos, minimizan o diluyen esa identidad compartida con Corrientes y Misiones.
Desde la visión entrerriana, resulta fundamental subrayar por qué Entre Ríos debe integrar de manera plena y activa esta región estratégica del país.
El primer argumento es inapelable: Entre Ríos está delimitada por los mismos ríos que definen a la Mesopotamia. El Paraná al oeste y el Uruguay al este enmarcan un territorio insular, fluvial y fértil que comparte con Corrientes y Misiones características únicas en el mapa argentino.
El propio nombre "Entre Ríos" es un reflejo de esa condición, imposible de escindir del concepto mesopotámico.
Los paisajes entrerrianos, sus humedales, islas, esteros y la riqueza de sus cursos de agua, forman parte de un mismo ecosistema que no reconoce fronteras políticas. El vínculo natural con las otras dos provincias mesopotámicas está dado por la biología, la geografía y la historia de un territorio compartido.
Identidad histórica y cultural
Desde la gesta artiguista hasta el federalismo de Urquiza, la historia entrerriana se forjó en diálogo permanente con Corrientes y Misiones. La Mesopotamia fue escenario de luchas decisivas en la conformación del país, y Entre Ríos jugó un rol protagónico.
El federalismo, la defensa de la autonomía provincial y la búsqueda de un desarrollo equilibrado nacieron en estas tierras bañadas por los grandes ríos.
En lo cultural, la música del litoral, el chamamé, las tradiciones religiosas y populares, las fiestas patronales y la relación estrecha con el agua son puntos en común. Reafirmar la pertenencia a la región mesopotámica significa también reivindicar esa identidad compartida que trasciende lo meramente administrativo.
Potencial económico
Desde la perspectiva entrerriana, la integración mesopotámica es una condición indispensable para el desarrollo económico. La producción agroindustrial, la forestación, el citrus, el arroz, la yerba mate en Misiones, la ganadería correntina y la diversificación entrerriana conforman un bloque productivo con una potencia exportadora de enorme proyección.
En ese sentido, Entre Ríos tiene la posibilidad de potenciar sus puertos sobre el Paraná y el Uruguay, consolidando corredores logísticos y comerciales que vinculen a las tres provincias con el Mercosur.
En un escenario global donde la cercanía con Brasil y Paraguay cobra cada vez más importancia, Entre Ríos debe insistir en su integración plena a esta plataforma mesopotámica.
Otro aspecto clave es el turismo. Termas, playas, parques nacionales y provinciales, cultura e historia son parte de una oferta que, articulada en bloque con Misiones y Corrientes, podría convertir a la Mesopotamia en uno de los principales destinos turísticos de la Argentina.
Para Entre Ríos, presentarse como parte de esta región es una ventaja competitiva, ya que permite posicionarse junto a la imagen mundialmente conocida de las Cataratas del Iguazú y el patrimonio natural y cultural de Misiones y Corrientes.
Una visión estratégica desde Entre Ríos
Si Entre Ríos renunciara o se debilitara en su pertenencia a la Mesopotamia, perdería no solo un marco geográfico y cultural que la define, sino también un espacio político y económico clave para proyectarse hacia el futuro. Integrar de manera activa esta región significa reclamar un lugar protagónico en la agenda nacional, defender los recursos hídricos compartidos, impulsar obras de infraestructura de alcance regional y proyectar políticas conjuntas de desarrollo sostenible.
La Mesopotamia argentina no se entiende sin Entre Ríos. Su geografía, su historia y su cultura así lo determinan. Para la provincia, reafirmar su pertenencia a la región junto a Corrientes y Misiones no es un simple gesto simbólico, sino una decisión estratégica.
Es, en definitiva, la manera de garantizar que los ríos que nos rodean no sean frontera ni aislamiento, sino puentes hacia un futuro de integración, crecimiento y protagonismo regional.