Frente a la queja generalizada, el policía fue al piso superior. De golpe, siempre según el relato de los detenidos, se comenzaron a escuchar gritos desgarradores y golpes como que lo estaban golpeando, y el policía que pedía desesperado “auxilio, me están matando”. Luego, el seguridad cayó por las escaleras ante la mirada de los presos.

El agente fue internado en el hospital Centenario, y las autoridades policiales optaron por convocar a un sacerdote. El sacerdote, Mauricio Landra, realizó una bendición de las instalaciones, dialogó con quienes habitan la Jefatura y notó mucho “temor”.

El padre Landra, convocado por la Jefatura Departamental ante los extraños hechos ocurridos en las últimas horas, manifestó que realizó una bendición del lugar y rezó con los detenidos. “Los vi muy asustados, con dificultades para descansar, para dormir, como un cierto temor hasta para ir al baño”, señaló a Radio Máxima.

Landra calificó de “inexplicable”, y añadió que “no se sabe con certeza lo que pasó”. Señaló que “en ese lugar que es tan antiguo siempre se comenta, se reproducen historias”.

“Ellos veían que este hombre trastabillaba, pero no pudieron ver claramente”, explicó el religioso sobre el testimonio de los detenidos.

Incluso, dijo que el miedo de los internos era tal, que los internos querían ser trasladados al penal, e incluso tenían miedo de ir al baño. El padre informó que esparció agua bendita en el lugar y les dejó un poco a los presos.

Asimismo, advirtió que jugar con el demonio genera curiosidad, pero pueden ocurrir cosas negativas. “Muchas veces a nosotros nos han hecho cosas en la vereda de su casa. Algunas veces no es una explicación tan simple, no siempre tiene un fin seudo-religioso. Si uno no lo permite, no entra ni Dios, ni el demonio”, detalló.

Sobre los suicidios que han ocurrido en la Jefatura, Landra señaló que siempre genera inquietud. “La persona que se quita la vida no tiene una libertad completa, pero desde la religión no hablamos de que sus almas andan dando vueltas”, concluyó el sacerdote.